Pasaron poco más de tres lustros para que una escultura de Santa Rosa de Lima volviera a México; 17 años desde que en medio de la noche de un 30 de diciembre fuera robada de su casa en un templo hidalguense.
La capilla de Santa Mónica, en Epazoyucan, Hidalgo fue el lugar donde esta figura del siglo XVII desapareció. Fue sustraída de manera ilegal junto a otras cinco imágenes religiosas en 2007.
Desde entonces su paradero fue un misterio, a pesar de que representantes de la iglesia presentaron su denuncia ante las autoridades. La carpeta de investigación se abrió, los resultados llegaron hasta ahora.
La escultura de Santa Rosa de Lima, de Epazoyucan, reapareció recientemente, cuando fue encontrada en una venta en línea en Nuevo México, Estados Unidos. Fue entonces que las autoridades norteamericanas entraron en operación.
Dada su historia, antigüedad y testimonio de la vida novohispana, la talla del siglo XVII es considerada por la ley como un monumento histórico. Gracias a esta declaratoria, y la colaboración de México y Estados Unidos en la protección del patrimonio, fue que se recuperó, resguardó y devolvió a suelo azteca.
“La pieza fue donada por unos particulares en un museo, de ahí iniciamos la recuperación. El museo no dio más información, fue una de las condiciones que se hizo para recuperar las piezas”, dijo José Luis Perea, secretario técnico del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
No solo la escultura de Santa Rosa de Lima
Ken Salazar, embajador de Estados Unidos, sostuvo que en el país de las barras y las estrellas repatrió, desde 2019, al menos 10,500 piezas arqueológicas e históricas a México.
Esto representa cerca de 14,008 piezas, así como el 70% de los bienes que vuelven a nuestro país tras ser sustraídas de manera ilegal.
“Es parte de lo que es más importante para nosotros, que es reconocer la identidad, la historia y la grandeza de este país”, aseguró.
La autoridad norteamericana indicó que lo que se roba se tiene que devolver, además que “la historia, el patrimonio y la grandeza de México pertenecen aquí”. Esto sobre todo a partir de que destrozar el pasado roba la identidad de los pueblos.
Dentro de la entrega de la escultura de Santa Rosa de Lima también se entregaron seis figurillas prehispánicas, otro de los tipos de bienes históricos que son sustraídos de nuestro país para subastarse en Estados Unidos, Francia, España y Países Bajos, por mencionar algunas naciones.
Hidalgo, entre los estados con más robos de arte sacro
Esta figura del siglo XVII es la segunda escultura que regresa después del robo que sufrió la capilla de Santa Mónica, en Epazoyucan, Hidalgo, en el 2007.
En el 2017 se recuperó una de las que fueron robadas, pero la búsqueda de las demás continúa abierta. La Secretaría de Cultura de Hidalgo consideró este crimen como “un fuerte golpe de saqueo de arte sacro”.
Autoridades y medios de comunicación coinciden que Hidalgo es uno de los estados con mayor incidencia de robo de monumentos históricos, en específico esculturas y óleos que datan de tiempos novohispanos.
Debido a esta situación que han sufrido tanto la escultura de Santa Rosa de Lima como otras piezas religiosas, es que el gobierno ha trabajado en un Catálogo de Objetos Religiosos.
Fue en 1992 cuando se reportó el primer robo de arte sacro. Desde entonces estos crímenes no paran al grado que en 2018 se contabilizaron 105, según El Sol de Hidalgo. En la primera mitad 2021, la iglesia de Santa Mónica, en Epazoyucan, registró al menos seis robos.
Según expertos del INAH, uno de los problemas históricos es la falta de un catálogo de bienes culturales, algo que ha sucedido debido a que la problemática ha rebasado a las autoridades federales y eclesiásticas.